Mis queridos lectores (escribo cual si fuera Silvia Pinal, disculpen), haciendo mi búsqueda habitual de información tope algo que me desconcertó: como bien saben Steve Jobs, el genio detrás de Apple, falleció hace unas semanas tras una desafortunada lucha contra el cáncer de páncreas.
Mucho se habló de la enfermedad, pero poco sobre el origen. De acuerdo con el blog el comidista de Mikel López Iturriaga, la biografía autorizada de Jobs revela que era un vegetariano algo extremista: «Desde muy joven, Jobs se sometió a toda clase de purgas, ayunos y dietas extremas, algunas consistentes en comer sólo uno o dos alimentos durante semanas. Las zanahorias aliñadas con limón, y poco sorprendentemente las manzanas, protagonizaban estas temporaditas de mononutrición con las que el estadounidense se castigaba el cuerpo».
Se menciona que durante la década de los setenta, el hit wonder de los libros en Estados Unidos Diet for a small planet fue la inspiración de estos hábitos alimenticios.
«Jobs no perdía ocasión de evangelizar sobre las virtudes del veganismo y de las purgas… defendía que cuando estaba a dieta de fruta no necesitaba usar desodorante. Para él el ayuno era purificador, y la digestión, un fastidio en el que desperdiciaba energía», puntualiza Mikel.
No les digo más. Es claro que los genios están algo locos y los extremos por comer sanamente muchas veces traen consigo consecuencias igual de malas que no alimentarse correctamente.
Una raya más al tigre, mejor dicho, a la leyenda de Steve Jobs. Estos son los ejemplos que no quiero que sigan, por favor.
elangelquetecuida 